Don Antonio Abellán Peñuela, (1822-1903).
Nació en la localidad almeriense de Cuevas del Almanzora
el 3 de marzo de 1822, del matrimonio habido entre Don Pedro
Abellán y Doña Damiana Peñuela.
Procedencia del apellido Abellán
Procede de Abella, oriúndo de Aragón, de donde se extendió
a Murcia con el rey Jaime I. Un antepasado del Marqués, don
Pedro Tomás Abellán, conquistó Jumilla a los árabes.
En el siglo XVI fue beneficiado en Cuevas con tierras procedentes
de los moriscos un miembro de esta familia, Esteban Abellán.
Según José Ángel Tapia, para entregarse en ellas vino al pueblo,
entonces llamado Cuevas del Marqués, la mujer del beneficiado
por encontrarse éste cautivo. Se producia este hecho en 1573.
Procedencia del apellido Peñuela
Procede la rama de Lope García de la Peñuela, alcaide del
castillo de Quesada, que lo defendió de Mohamed Aben Balba,
decimosengudo rey de Granada, que lo habia asediado en 1406
con 25.000 hombres y 400 infantes.
De origen humilde
A pesar de lo ilustre de su linaje, Antonio Abellán tuvo un
origen económicamente humilde. Sus antepasados fueron en su
mayoría mineros, pero algunos fueron inviertiendo pequeñas
cantidades en acciones mineras. Con el paso del tiempo se
conviertieron en el principio de grandes fortunas.
¿Cómo llegó a obtener el título de Marqués?
Antonio Abellán llegó a obtener el título de Marqués gracias
a haber sabido acumular una de estas grandes fortunas, debida
fundamentalmente al capital invertido por sus antepasados
en acciones mineras.
La gran fortuna que supo acumular
Su carácter emprendedor y sabia administración le hicieron
ir acumulando nuevas adquisiciones y propiedades hasta el
punto de llegar a alcanzar sus bienes un volumen que, valorado
en pesetas en su testamento, alcanzaba la cantidad de 1.450.000
en el año 1903.
Antonio Abellán se convirtió en uno de los hombres más ricos
de su pueblo en la época. Había reunido bajo su propiedad
fincas en los términos de Pulpí, Los Gallardos y Cuevas,
así como una fundición en Las Herrerias. Se dice icluso
que llegó a obtener del Gobierno licencia para acuñar moneda
de plata de diferentes valores.
El Marquesado de Almanzora
La finca de mayor valor y más extensión fue la que adquirió
en el término municipal de Cantoria, en el lugar denominado
Almanzora, junto al río, que estaba formada por lo que había
sido hasta pasar a su propiedad la mayor parte del patrimonio
perteneciente a los Marqueses de la Romana.
Dentro de sus límites se encontraban habitadas con familias
al servicio del Marqués 47 casas -cortijo, 3 molinos harineros
y 3 molinos de aceite o almazaras, con una superficie total
de 11.500 metros cuadrados edificados.
A ello hay que añadir la gran casa palacio que sirvió de
residencia a los Marqueses, de 2.484 metros cuadrados.
Esta casa comenzó a construirse por orden del señor Abellán
en el año 1872.
A esta finca debe además nuestro personaje el nombre que
da título a su marquesado: Almanzora.
Personaje influyente en política
Este hombre tuvo gran importancia en la comarca durante un
período de más de cuarenta años, pues se distinguió no sólo
en la política, sino en la industria metalúrgica y en la minería.
Una vez consolidada su situación económica, cosa que le sucedía
a edad ya relativamente avanzada, se inclinó hacia el terreno
de la política, inscribiéndose en el Partido Liberal.
Fue nombrado Alcalde de Vera, y, poco después, representando
a su partido por el Distrito de Sorbas, fue designado Diputado
a Cortes en los años 1859, 1865 y 1872. Aunque no disponemos
de datos concretos sobre todas sus gestiones, es sabido que
luchó con tesón por favorecer en lo posible a su pueblo natal.
El 4 de agosto de 1872 fue designado Senador, situación que
aprovechó para tomar parte muy activa en la consecución de
la construcción del ferrocarril de Linares a Almería. Por
el interés mostrado en la gestión del ferrocarril el Ayuntamiento
de esta última, el 4 de marzo de 1872, lo declaró Hijo Adoptivo
de la ciudad y adjudicó su nombre a una calle que aún lo conserva.
Por los méritos contraídos, el Rey Amadeo de Saboya le concedió
el título de Marqués de Almanzora cuando era Presidente del
Consejo de Ministros Práxedes Mateo Sagasta. El Marqués, como
prueba de gratitud por tal honor, regaló al rey un enorme
ejemplar de plata nativa procedente de sus propiedades en
Herrarías. Este ejemplar aún se conserva en el Museo Nacional
de Roma .
El detalle de obsequiar a los benefactores con un ejemplar
de plata nativa extraído de las minas de Cuevas debió ser
costumbre extendida en este pueblo, pues, según recoge Antonio
Molina, es probable que Francisco Martínez de Miguel, natural
también de cuevas, obsequiara la Papa con un magnífico ejemplar
de plata de Las Herrerías al haber obtenido de él el título
de pontificio de Conde de Miguel.
La Decandencia Económica
Desgraciadamente esta gran fortuna fue desapareciendo casi
con la misma rapidez con que se había consolidado debido a
la mala administración de la segunda generación de Marqueses.
Residentes habitualmente en Madrid, derrochaban el capital
legado por los padres, si bien es necesario agregar, si no
como exculpación total, sí como descargo, que su generosidad
y su inclinación por socorrer a los necesitados desempeñaron
papel de capital importancia.
El final de sus días
Murió don Antonio Abellán Peñuela, Primer marqués de Almanzora,
en Garrucha el 22 de Marzo de 1903 a la edad de 81 años. En
la esquela que el periódico publicó dos días después puede
leerse que, entre otros méritos, tuvo el de ser nombrado caballero
Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Isabel La Católica.
Su mujer, Catalina Casanova Navarro (1831-1914)
Una persona que influyó de manera decisiva en su trayectoria:
su mujer Catalina Casanova Navarro nacida en 1831 en Cuevas
y con la que contrajo matrimonio en 1848.
De este matrimonio nacieron dos hijos, Antonio, que heredó
el título de Marqués de Almanzora, y Dolores, que a la muerte
de su madre fue la segunda Condesa de Algaida, título que
había sido creado para su progenitora el 11 de junio de 1887
y que debió su nombre a una propiedad que la familia poseía
en Cuevas.
Era una mujer de carácter extraordinario, sencillo y de corazón
generoso. Dispuesta siempre a ayudar al necesitado, llegó
a tener designaciones mensuales destinadas a centros benéficos
que atendían principalmente a ancianos.
Doña Catalina fijó definitivamente su residencia en la casa
palacio de Almanzora desde que murió su marido en 1903. Allí
falleció el 13 de abril de 1914 siendo la Primera Condesa
de Algaida y Primera Marquesa de Almanzora.